Biografía de Manco Cápac II o Tambien llamado Manco Inca
Manco Cápac II, también conocido como Manco Inca Yupanqui, fue el primero de los cuatro rebeldes incas de Vilcabamba, y el fundador y soberano del Estado Neoincaico independiente. Nació alrededor de 1515 en Cusco, Perú, y es considerado uno de los últimos gobernantes incas del imperio del Tahuantinsuyo.
Principios
Manco Inca Yupanqui era hijo natural de Ñusta (término quechua para princesa) Mama Runtu, y de Huayna Cápac, undécimo y penúltimo soberano del imperio. Manco Inca tuvo unos 500 hermanos, entre ellos Huascar, Atahualpa y Túpac Huallpa. Inicialmente fue utilizado por los españoles como gobernante títere, pero más tarde comenzó a liderar una guerra de guerrillas contra ellos para proteger a su pueblo.
Conflicto con el Imperio español
Manco Inca fue nombrado emperador por los españoles en 1533, tras la muerte de su hermano Huáscar. Los españoles esperaban que les ayudara en su misión de extraer recursos del imperio, pero su opresión y abusos le pusieron rápidamente en su contra. En 1536, Manco Inca emprendió una rebelión a gran escala contra los españoles y consiguió algunos éxitos: sitió Cuzco durante un tiempo y llegó a un acuerdo con Francisco Pizarro que le concedía su propio Estado neoincaico independiente.
A la muerte de Manco Inca, en 1545, había contribuido a organizar un fuerte movimiento de resistencia contra los españoles, que más tarde retomarían sus hijos Sayri Túpac, Titu Cusi Yupanqui y Túpac Amaru.
Legado
El legado de Manco Inca perdura en el movimiento de resistencia inca que inspiró. Sus acciones ayudaron a preservar la identidad y la cultura del pueblo inca frente al colonialismo y la opresión españoles. También se le recuerda por su intento de unir los estados incas de Vilcabamba, Cuzco y Quito, así como por su expansión de los límites políticos y comerciales del Imperio Inca.
Manco Inca es considerado un héroe por los peruanos de hoy en día, especialmente por los descendientes de incas. Se le recuerda por su valor y determinación para proteger a su pueblo y por su fe inquebrantable en la fuerza y el poder del Imperio Inca. Sigue siendo un símbolo de la independencia peruana y un gran orgullo para el pueblo inca.